Álvaro Gabino Ramírez: vocación, experiencia y compromiso al servicio de la salud pública

  • Con casi cuatro décadas de servicio, este trabajador de salud pública ha recorrido ríos y comunidades para proteger vidas y mantener a raya al mosquito transmisor del paludismo.

En la Costa de Oaxaca, pocos nombres inspiran tanto respeto en el ámbito de la salud como el de Álvaro Gabino Ramírez Martínez. Con casco amarillo y uniforme beige, su figura representa casi cuatro décadas de compromiso en la lucha contra el paludismo, una enfermedad que, aunque hoy está bajo control en la región, no ha sido derrotada del todo.

Originario de Ocotlán de Morelos y padre de tres hijos profesionistas, Álvaro, de 58 años, es actualmente el encargado del Componente de Paludismo en la Jurisdicción Sanitaria 4 Costa, bajo la coordinación de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO). Su historia profesional comenzó en 1987, en comunidades como San Miguel del Puerto y Santa María Huatulco, donde se integró como técnico en programas de salud.

Desde entonces, ha recorrido un largo camino, tanto en experiencia como en territorio. Su labor ha evolucionado desde la operación de brigadas hasta la planificación estratégica, siempre en el frente, recorriendo kilómetros, cruzando ríos, y visitando hogares en las zonas más apartadas.

Nuestra trinchera está en el campo, en las comunidades, en los hogares. Cambiar hábitos y eliminar criaderos es salvar vidas”, afirma con la voz serena de quien ha hecho del servicio una causa de vida.

El paludismo, provocado por el parásito Plasmodium y transmitido por el mosquito Anopheles, puede ser mortal si no se detecta y trata a tiempo. Sin embargo, gracias al esfuerzo constante de brigadas como la de Álvaro, la región Costa mantiene en este 2025 un estatus de cero casos activos, un logro que refleja años de perseverancia, actualización técnica y trabajo colaborativo entre instituciones y comunidades.

Más allá de la fumigación, el muestreo larvario y el mapeo de criaderos, Álvaro resalta un componente esencial: la conciencia comunitaria. “No es solo fumigar, es enseñar, acompañar, generar conciencia. Sin la gente, no hay programa que funcione”, afirma.

Su trayectoria ha sido fundamental para fortalecer el Programa de Enfermedades Transmitidas por Vector. Sus aportaciones forman hoy parte de los planes operativos que sostienen la vigilancia epidemiológica y las estrategias de prevención en todo el estado.

Mientras haya riesgo, no podemos bajar la guardia”, sentencia Álvaro. Su mensaje es claro: el trabajo no termina hasta erradicar por completo el paludismo de Oaxaca.

En cada visita a una comunidad, Álvaro deja más que acciones sanitarias: deja ejemplo, deja compromiso, y sobre todo, deja esperanza. La de un servidor público que ha convertido su vocación en una misión de vida.

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